Autor: Jordi del Bas, economista y evaluador de programas de desarrollo sostenible, especialista en metodologías y sistemas de evaluación y monitorización, investigador y profesor.Coordinador del Área Temática de Monitoreo y evaluación del impacto en el nuevo paradigma en el Máster de Economía Humana
Se habla cada vez más de impacto: de la economía del impacto, de la inversión de impacto, de los fondos de impacto social, de impacto sostenible. Este foco en el impacto ha conllevado un creciente interés por su medición, monitoreo y evaluación.
Pero ¿qué significa medir, monitorear y evaluar el impacto? ¿Para quién es importante? Y, ¿es sumamente necesario o podemos permitirnos no medirlo, monitorearlo y evaluarlo?
El estudio titulado “Luces y sombras de la medición del impacto social en España. El reto de la medición y gestión del impacto social en España (2019)”, publicado por ESIMPACT, revela que, en España, cada vez más entidades están incorporando la medición de impacto como un instrumento para verificar si sus proyectos o programas están produciendo los cambios o transformaciones esperadas. Eso es una buena noticia.
Sin embargo, el estudio también pone de relieve que hay un desconocimiento generalizado sobre cuáles son las mejores prácticas y lecciones aprendidas en la utilización de datos de impacto para maximizar el valor social de las organizaciones. O sea, que se mide el impacto, pero todavía no aprendemos de ello como colectivo.
Pero seguramente lo más alarmante es que el estudio menciona explícitamente que no se tiene constancia de que las entidades utilicen información de impacto para analizar y retroalimentar sus procesos de gestión, estrategias y dinámicas operativas y, en última instancia, mejorar la consecución de su propósito.
Creo que este vínculo entre la información del impacto y el propósito tiene una relevancia fundamental, sobre todo para la Economía Humana como movimiento.
Las organizaciones que operan en el ámbito de la Economía Humana conciben su propósito precisamente en términos de impacto, de efectos positivos en las personas y en el planeta. Por consiguiente, cuando el propósito organizacional se concibe en términos de impacto, medir, monitorear y evaluar ese impacto pasa a ser nada más y nada menos que una reflexión fundamental sobre la consecución del propósito. En esta tesitura está mucho menos claro que podamos permitirnos no captar y entender el impacto.
¿Podemos afirmar que tenemos negocios conscientes o transformadores simplemente porque los hemos diseñado para que lo sean, sin saber realmente qué impacto tienen? ¿Cuánto impacto? ¿Cómo se genera ese impacto y por qué?
Y, lo más importante, ¿Para quién es beneficioso ese impacto y para quién no lo es? El monitoreo y la evaluación del impacto nos ayudan a dar respuestas a estas preguntas.
La pregunta ahora es: ¿Estamos siendo descuidados al no utilizar esto en la práctica?
Yo creo que no. Creo que se trata de otra cosa. No se evalúa el impacto y no se utiliza su información lo suficiente porque muy a menudo se asume que, si hacemos las cosas alineadas con el propósito, el impacto positivo esperado se dará de manera automática. Parece una asunción razonable.
Desafortunadamente, no lo es. La intención es muy importante, pero cuando se trata de impacto, ni es suficiente ni lo explica todo. Muy a menudo se dan impactos inesperados, tanto positivos como negativos. Captar y entender esos impactos, sobre todo los negativos, no es solo una cuestión técnica, sino un acto de responsabilidad que una organización consciente debe realizar si quiere tener un impacto adecuado.
El curso sobre Monitoreo y evaluación de impacto de iniciativas transformadoras dentro del Máster Internacional en Economía Humana ofrece justamente eso.
Por un lado, examina estos retos y analiza las principales alternativas que se están desarrollando en la actualidad, como por ejemplo los enfoques de evaluación que incorporan el pensamiento sistémico y la teoría de la complejidad, o el monitoreo y la evaluación adaptativa.
Por otro lado, el curso se imparte desde la perspectiva de la evaluación como una reflexión profunda y robusta que nutra el propósito de la organización. No obstante, creo que lo más interesante que propone esta asignatura es la posibilidad de explorar juntos nuevos enfoques y formar parte activa de un movimiento emergente para la evaluación del impacto en el nuevo paradigma.