Del cambio personal al cambio sistémico

La trayectoria de Diego parte de una profunda introspección personal, desde sus primeros valores sembrados en los Scouts hasta la creación de empresas y fundaciones orientadas a la sostenibilidad. Su historia no es sólo un testimonio de éxito profesional, sino una muestra de coherencia vital: dejarlo todo para apostar por una nueva forma de hacer economía.

Esta transición lo llevó a impulsar la economía del bien común, un modelo que cuestiona el objetivo hegemónico de acumulación de capital y propone poner en el centro el bienestar de las personas y del planeta. Como afirma Diego, "confundir el objetivo con el medio es el gran error del sistema actual".

Nuevas narrativas y referentes

En un entorno saturado de información, urge generar nuevas narrativas que inspiren. Diego destaca la necesidad de visibilizar referentes coherentes y humanos, más allá de los líderes populistas que dominan la escena mediática con mensajes simples pero efectivos. Frente a esto, ¿cómo hacer que las propuestas de una economía consciente sean igual de comprensibles y virales?

La juventud como clave del futuro

Uno de los ejes centrales de la charla gira en torno a las nuevas generaciones. Diego señala con optimismo que muchos jóvenes ya no aspiran a trabajos tradicionales en grandes empresas, sino que buscan propósito, impacto social y equilibrio vital. Sin embargo, también alerta sobre la falta de espacios donde puedan expresarse, equivocarse y construir pensamiento crítico.

Julia, una de las participantes más jóvenes del foro, destaca que su generación ha crecido sin referentes claros, altamente especializada pero sin una visión holística. Se reclama así la necesidad de crear entornos de participación donde puedan sentirse importantes y desarrollar su ética y conciencia.

Educación y conciencia: pilares del cambio

Diego propone una revolución en la educación: dejar de enseñar a replicar el pasado y comenzar a preguntar a cada niño y joven "qué te hace feliz y cómo puedes dedicarte a ello". Denuncia la carencia de enfoques que integren economías alternativas en los planes de estudio, como la circular, regenerativa o del bien común.

Además, introduce el concepto de mirada sistémica y conciencia como ejes para comprender la interconexión de todas nuestras acciones, proponiendo una ética del "yo soy tú" basada en el respeto mutuo, la intuición y el poder de la escucha.

Conclusión: un punto de inflexión

Nos encontramos ante un momento histórico donde todo está cambiando. La pregunta es: ¿en qué dirección queremos que cambie? La propuesta de Diego Isabel es clara: construyamos una economía que se base en el amor, en la cooperación y en el bien común. Para ello, necesitamos más espacios como NESI, más referentes humanos y una educación que inspire.

Porque cambiar la economía, más que una opción, es hoy una necesidad urgente para cambiar el mundo.