En 2009, la Asociación Francesa de Normalización (AFNOR) publicó una guía de recomendaciones para la puesta en funcionamiento de una política de compra responsable que la define como aquella que preserva de una manera equilibrada y duradera el interés medioambiental, social y económico del conjunto de los grupos de interés y tiene en cuenta la actuación de la empresa a corto, medio y largo plazo.
Podemos decir que una compra responsable se caracteriza por lo siguiente:
• Considera las implicaciones económicas, éticas, sociales, laborales y ambientales
• Se preocupa de las características del producto, producción, logística, uso y mantenimiento, reutilización y reciclaje, así como los servicios contratados.
• Supervisa los proveedores de aquellos
• y, con arreglo a ello, se valora el comportamiento y capacidad de respuesta de los proveedores.
Por tanto, la introducción de criterios sostenibles en los procesos de compra de una compañía, pública o privada, o de la propia Administración es una forma efectiva de extender el comportamiento responsable a la cadena de suministro.
Con respecto a las ventajas que reporta la compra responsable se puede decir que es doble: por un lado, la mitigación de riesgos y, por otro, la generación de una ventaja competitiva, como se refleja en los siguientes aspectos:
Fomento de la competitividad
La colaboración en el ámbito de la innovación que tenga en cuenta también aspectos sociales y ambientales puede significar una ventaja competitiva para ambas partes, puesto que repercute directamente en el posicionamiento en el mercado, la confianza entre cliente y proveedor y puede dar lugar a nuevos procesos más eficientes, productos ajustados a los cambios del mercado y de los nuevos parámetros de consumo.
Eficiencia de procesos y ahorro de costes
Existen numerosos estudios acerca del incremento de costes de transacción debido al fraude, una de las variantes de la corrupción. De acuerdo con el informe anual Global Fraud Report a 1.200 ejecutivos de todo el mundo sugieren que, las empresas han perdido un promedio de 2,1% de sus ganancias debido al fraude en sólo un año. El 20% por ciento de estas empresas experimentaron fraude, mientras que el 19% sufrió corrupción y soborno.
Creación de relaciones a largo plazo con los proveedores
Una actitud colaborativa con los proveedores es una garantía de seguridad con la continuidad del suministro, ante situaciones, ya sea de crisis, en la que el comprador necesita adaptar sus pedidos a la demanda del consumidor final, sin ahogar al proveedor. Para ello, se pueden adoptar acuerdos de colaboración a largo plazo, reestructuración de los plazos de entrega, o sobre los márgenes, buscando soluciones satisfactorias para ambas partes e incluso, buscar fórmulas de financiación conjuntas.
Mitigación del impacto ambiental
La reducción de costes en los proveedores por una mayor eficiencia en el uso de recursos (energía, agua, reducción de costes para mitigación de efectos ambientales adversos) se traduce en una reducción de los costes productivos que benefician al cliente y hacen más competitivo al proveedor.
Consolidación del impacto social
Las legislaciones de nuestro entorno que afectan al proceso de compras de los entes públicos han venido incorporando en los últimos años criterios medioambientales, sociales, económicos y éticos en los procesos de compras públicas y si bien cada legislación se aplica al territorio al que hace referencia la ley y al ámbito de la Administración y las empresas públicas, se ha producido un efecto tractor por parte de éstas, de manera que tales criterios se han incorporado a la gestión de las empresas privadas, incluso más allá de sus fronteras, a través de la aplicación de códigos éticos, políticas de prevención de delitos y lucha contra la corrupción, y marcos, obligatorios o voluntarios, de alcance internacional. Esto implica que una empresa puede ahora ser considerada responsable incluso por acciones llevadas a cabo por sus proveedores, por delitos o acciones que contravengan lo establecido en leyes o normativas internas, a través de personas o socios comerciales que actúen en el nombre de la empresa, a pesar de que la empresa no tenga operaciones o actividades de abastecimiento en el país de que se trate. La adopción de un sistema de cumplimiento efectivo genera confianza y ante una determinada situación con los empleados, inversores, gobiernos, clientes, consumidores y otros grupos de interés.
Mejora de la reputación e identidad como empresa
La visibilidad de las marcas y su exposición cada vez mayor al mercado provocan que cualquier comportamiento de sus proveedores repercuta directamente en la reputación y la imagen de la empresa contratante, lo que obliga a tener sistemas de aseguramiento de la cadena de proveedores cada vez mayores y a crear una identidad conjunta con estos, animándoles a compartir valores y principios de actuación.
Ya son muchas las empresas que han empezado a introducir prácticas sostenibles en sus procesos de compras. Como reflejan estudios, más del 40% de las organizaciones habían introducido criterios sociales, éticos y ambientales en las decisiones de compra y un 28% estaban considerando hacerlo. Un 33% estaba comenzando a reducir sus impactos ambientales trabajando junto con sus proveedores críticos, mientras un 42% evaluaban el desempeño ambiental y en materia de Derechos Humanos de sus proveedores previamente a la compra.
Fuente: http://www.ecointeligencia.com/2016/01/compra-responsable/