La felicidad, un efecto colateral de vivir con sentido. Encuentro con Joan Atoni Melé

Rosalba MiguelAcademia EH, Blog, Comunidad profesional, Desayunos y Networking, Economía Humanizada, Equipos EH, Habitat Humano, Máster Internacional de Economía Humana, Miembros, Nodos EHLeave a Comment

EGO

Hoy os presentamos algunos aprendizajes y conclusiones del workshop que impartió Joan Antoni Melé en el Máster Internacional en Economía Humana sobre los fundamentos para una nueva economía basada en la ética que va más allá de la supervivencia y que apunta a la sostenibilidad.

En este taller Melé aportó su perspectiva de un modelo orgánico de la economía. Al igual que el ser humano es tripartito (cuerpo, alma y espíritu), lo es también el organismo social (cultura, política, economía) y es importante recuperar este abordaje de trimembración; de lo contrario, cualquier solución a los problemas del mundo será parcial. 

Melé afirma que la vida cotidiana se ha desconectado del origen: “el ser humano necesita buscar la verdad, qué sentido queremos dar a nuestra vida y esto sin la verdad no es posible”. Desde allí enfatiza el concepto de salutogénesis, haciendo foco en aquello que nos llena de vida.

Con una oratoria cautivante y un humor punzante, sus interpelaciones quedan resonando especialmente en quienes lo escuchamos por primera vez. ¿No será acaso el sentido de la vida transformar nuestro potencial en habilidades al servicio del mundo?”

Refirió al principio de dependencia mutua de la economía: nos necesitamos unos a otros y cada uno con su trabajo cubre las necesidades de los otros; a través del trabajo yo aporto mis habilidades al mundo, desarrollo mis talentos y ayudo a que el mundo sea mejor. En esta línea, sostiene que “nos falta crear el arte social”, es decir, aprender a relacionarnos con la misma armonía presente en las demás artes.

Joan Antoni defiende la autenticidad como valor y el liderazgo como el testimonio coherente de la persona. Propone instaurar un espacio de meditación en nuestras rutinas y llevar un “diario del alma” para conocerse a uno mismo. Ahora bien, nuestro mundo interior tiene que ver con las relaciones: el ser humano se encuentra con otros y cada encuentro es también una oportunidad de conocernos, “ser libres es encontrar el yo sin caer en el ego”. A través de la palabra comunicamos nuestros mundos interiores y podemos conocernos. Cuando nos conocemos, podemos amar.

Joan Melé discrepa con una sociedad que idealiza la búsqueda de la felicidad; “el objetivo de la vida no es la felicidad, la felicidad es un efecto colateral de vivir con sentido”, y desde allí y desmitificando a su vez al dolor como fuente de sabiduría, nos vuelve a interrogar: “¿qué estás dispuesto a hacer para cambiar el mundo? ¿Qué vas a hacer con el tiempo que te ha sido concedido?”

Nos invita a hacernos uno con los problemas del mundo. Al hacernos conscientes de que ”el dinero en sí mismo no existe, adquiere valor en la relación con otros seres humanos y con la tierra”. Cualquier decisión que tomemos al respecto afectará a los otros y a la tierra. Una economía fraterna y humana propondrá que nuestras decisiones no solamente no hagan daño a los demás ni a la tierra, sino que sean enriquecedoras.

Partiendo de los tres usos que podemos dar al dinero: consumir, ahorrar y donar, Melé nos propone medidas concretas para aportar desde cada individuo a una economía fraterna. Nos anima a consumir con responsabilidad siendo conscientes de qué, por qué y dónde compramos. A la hora de ahorrar, considera que es clave entender que somos responsables de saber qué se hace con nuestro dinero. Melé critica el enorme poder que hemos otorgado al sistema financiero y acentúa que sin un cambio hacia la banca ética nos quedaremos a medio camino hacia una economía humana. 

Por último, alienta a educar en la donación: donar para que otros hagan, partiendo del reconocimiento y la gratitud de lo que nos ha sido dado, y entendiendo que es necesario que mi dinero “muera” para que otros proyectos puedan surgir.

Hubo otros interesantes conceptos compartidos, difìciles de plasmar dentro de los límites de las plataformas digitales. Quedan aún resonando sus preguntas y la convicción de que ambos encuentros fueron un desafío a la razón y la emoción. 

Escuchar a Melé nos conmueve y nos compromete con una visión trascendente de las leyes sociales.

Autora

Agustina Langwagen García Pintos

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