Hábitat Humano renace cómo un espacio abierto para la colaboración activa entre personas que queremos transformar y diseñar nuestros entornos de formas más conscientes y saludables.
Desde hace casi un año, el equipo impulsor de Hábitat Humano, acompañados por Ferran Caudet y Maribel Guzmán (miembros del núcleo de Economía Humana), empezamos a mantener encuentros para unificar nuestros propósitos y la cohesión entre nosotros. Fue justamente el tiempo de confinamiento, lo que nos permitió completar procesos, y así poder dar paso a los encuentros en abierto.
Celebramos entonces, la presentación oficial de Hábitat Humano el pasado 13 de abril. En este primer encuentro repasamos los propósitos y revisamos los principios que estructuran nuestro manifiesto. Fue una oportunidad para empezar a conocer y agradecer el gran interés que compartimos entre varias personas por generar nuevos modelos de hábitat; modelos que se impulsen desde la colaboración para una transformación consciente de la humanidad.
Encuentro virtual - Hábitat Humano
Para los siguientes encuentros, proponemos generar un diálogo en torno a varios temas que nos permitan una reflexión compartida sobre cómo podemos transformar nuestro hábitat hacia un nuevo paradigma más humano y que respete los ecosistemas del planeta. Por lo que, para el segundo encuentro, empezamos esta fase con la aproximación a un tema muy importante que se deriva de la necesidad actual que nos trajo la cuarentena: “La re-conexión con la naturaleza”.
Durante el encuentro, estuvimos de acuerdo en que la mayoría sentimos esa necesidad de tener contacto con el exterior y sentir la luz que entra por una ventana, escuchar la lluvia, agarrar un poco de tierra, o simplemente estar acompañados de una planta. Hemos reconocido lo relajante que es escuchar a los pájaros mientras respiramos un aire más ligero, más limpio a partir de la significante reducción de contaminación en la ciudad.
A partir de este intercambio de ideas y reflexiones, nos preguntamos cuál es realmente nuestra relación como humanos con la naturaleza, qué nos motiva a buscar este vínculo con lo natural y cómo podemos reconectarnos desde nuestros entornos.
Cuándo pensamos en la naturaleza, nos imaginamos quizás espacios vírgenes e inalterados por la presencia humana. Esta idea de lo natural nos puede sugerir que lo humano es opuesto a la naturaleza. Pensemos por ejemplo, en nuestros ancestros nómadas que inventaron la agricultura forzando a las semillas a crecer sobre un surco recto. Para muchos antropólogos la domesticación de la agricultura representa el punto fundacional de la civilización¹, que paradójicamente coincidiría con el momento de domesticación ‘artificial’ de la naturaleza. Así mismo, buscaron un sitio y construyeron un refugio, sin cemento, sin metal o vidrio pero igualmente modificaron una parte del entorno natural para poder adecuar un lugar según sus necesidades. Por eso, si reflexionamos un poco más, no resulta fácil saber cuál es la línea que diferencia que lo que hacemos como humanos sea natural o no.
Durante los últimos dos siglos hemos acelerado los cambios en nuestro entorno debido a las nuevas herramientas y tecnologías que tenemos. Aún siendo parte de la naturaleza, hemos modificado el entorno sin tomar en cuenta los ciclos de vida que nos conectan con el planeta.
Es evidente que nuestra relación con la naturaleza altera nuestros estilos de vida y de bienestar. El cuerpo, por ejemplo, reacciona sanando o enfermando por la influencia del aire, la alimentación, los virus, el aislamiento, etcétera. No hay una salida fácil a esta aparente contradicción de los humanos como seres naturales que a la vez estamos en oposición y dominación de la naturaleza.
Hacia hábitats humanos y saludables
Meditation House - KENGO KUMA AND ASSOCIATES. Imagen © Erieta Attali
Si bien no es fácil dibujar la línea que divide a lo natural de lo artificial, nuestra propuesta se enfoca en cómo podemos valernos de lo que nos enseña la naturaleza, para que en nuestras creaciones humanas se plasmen los principios naturales que necesitamos para habitar en consonancia con el planeta. Para esto, es necesario reconocer que la naturaleza se basa en la interconexión entre diferentes ecosistemas y que debemos hacer eco de estos principios para repensar mejores intervenciones en nuestros entornos y diseño de espacios.
Estos principios se basan en un sistema vivo que permite una resiliencia y transformación constante, propias de un organismo que interactúa según el tiempo y el espacio. Podemos considerar entonces, la purificación del aire, la recogida y reuso de aguas lluvias, climatización, etcétera. Un claro ejemplo de nuevos modelos que ahora mismo son tema de discusión, es la propuesta de la economía Donut de K. Raworth, en la que se propone centrarse en la aplicación de la biomimética en las ciudades. La biomimética quiere decir, innovación inspirada en la naturaleza². En Amsterdam, los diseñadores están integrando en el diseño de edificios, viviendas y espacios, diferentes estructuras que fomentan a la diversidad de la fauna y flora. Por ejemplo, en la misma estructura de los edificios compuesta de ladrillos o muros se prevén lugares para anidar pájaros o abejas. Es decir, crear las condiciones para que la vida, en todas sus formas, se pueda propagar.
Transformación de 530 viviendas, Cité du Grand Parc - LACATON & VASSAL ARCHITECTES. Imagen © Philippe Ruault
Aunque la mayoría del tiempo cuando pensamos en diseño sostenible nos imaginamos nuevas construcciones ecoeficientes, durante el encuentro, también nos pareció importante reflexionar sobre el gran cambio que se puede generar si antes de hacer algo nuevo, primero pensemos si hemos utilizado adecuadamente lo que ya está hecho³, y responder de forma más sostenible desde la rehabilitación de los espacios ya construidos. Esta paradoja la vemos también en el crecimiento de las ciudades que deberían concentrarse verticalmente para volverse sostenibles y no seguir ocupando territorio; lo que nos hace pensar que quizás es tan insostenible para el planeta que toda la humanidad tenga el estilo de vida del primer mundo, como si de repente los casi 8000 millones de personas decidimos volver a un estilo de vida rural más natural.
Crear y explorar estos nuevos modelos son parte de los propósitos que nos unen como comunidad, y nuestra propuesta es poder movilizar diversas partes interesadas para transformar nuestros entornos por espacios de bienestar. En ese sentido, la vida misma se constituye gracias a las conexiones que se entrelazan y permiten entre especies. Si algo claro nos ha dejado este tiempo de aislamiento, es la necesidad que tenemos como humanos a las conexiones y el bienestar social que se deriva de ellas.
Te invitamos a ser parte de esta aventura y seguir profundizando en la co-creación de un hábitat más humano. Si tienes cualquier comentario o interés en conocernos: visita nuestra web, escríbenos y suscríbete al boletín para que puedas estar al tanto de las actividades que realizamos.
- Eskelner, Mikael. “De la revolución neolítica a la agricultura antigua”. Cambridge Stanford Books.
- Benyus, J. (1997), Biomimicry: innovation inspired by nature, London: Harper Collins.
- HABITAR, & grupo de investigación. (2012). ReHabitar en nueve episodios. (Re)Habitar (Ricardo Sá.). Barcelona.
Autores
Mariela Brito y Santiago Rueda, miembros del equipo impulsor de Hábitat Humano.
One Comment on “Reflexiones sobre la reconexión con la naturaleza”
Hola,me llamo Maialen y os escribo desde el país vasco,desde San Sebastián. Muchísimas gracias por vuestra labor,es realmente interesante lo que proponéis y reflexionas. Yo desde mi área,que es la danza también estoy inmersa en esa reflexión de reconexión con la naturaleza,creando un proyecto multidisciplinar donde se desarrollarán contenidos históricos,antropológicos y por supuesto corporales. Me voy a inscribir en vuestro boletín para seguir vuestros proyectos.
Muchas gracias
Maialen