Horacio, tu vida parece ser un continuo viaje de descubrimientos y reinvenciones, ¿podrías contarnos qué te motivó inicialmente a seguir este camino?

Desde niño, sentí una fascinación por comprender el mundo natural y social que me rodeaba. Mi amor por la geografía nació al recibir de mi papá un atlas de la Tierra en mi décimo cumpleaños. Aquello no sólo fue un regalo, sino una ventana a un universo de posibilidades que despertaron mi curiosidad innata por explorar y entender las dinámicas del planeta y de la vida misma.

En tu relato mencionas varios "eventos transformadores". ¿Podrías destacar uno que consideres crucial en tu desarrollo personal y profesional?

Un evento significativo fue sin duda el descubrimiento de la obra del Premio Nobel Ilya Prigogine, "El fin de las certidumbres", donde expresa los motivos por los cuales considera que lo posible es más rico que lo real. Ello me introdujo a la teoría de las estructuras disipativas y no solo cambió mi enfoque en la investigación, sino que también profundizó mi comprensión de cómo el caos puede ser una fuente de orden y creación perpetuas.

¿Qué significa para ti la "ciencia transformadora" y cómo se aplica en tu trabajo?

La ciencia transformadora es aquella que trasciende los diagnósticos y el deber ser de las intervenciones, también trasciende laboratorios y publicaciones académicas, para conectar con las transformaciones que anhelan las personas en su vida diaria. Con teorías, métodos, técnicas y dispositivos facilitamos transformaciones tangibles e intangibles, reales y positivas en la sociedad y sus ambientes. A través de mi trabajo en CONICET, la UNLP y colaboraciones con grupos de muchas universidades y organizaciones, busco desde hace más de tres décadas aplicar esta visión, desarrollando proyectos que no sólo comprendan, sino que también mejoren las comunidades y los entornos en los que trabajamos.

En tus reflexiones, a menudo mencionas la importancia de las transformaciones a lo largo de la historia humana. ¿Hacia dónde crees que nos están llevando estos cambios en la actualidad? 

Estamos compuestos de amor y miserias; elegir ser más conscientes en nuestras acciones es, en definitiva, nuestra responsabilidad. Creo que, como resultado de la elección consciente de muchas personas, nos dirigimos hacia una cuarta revolución. Tras la Revolución Cognitiva que comenzó hace 70,000 años, la Revolución Agrícola hace 12,000 años, y la Revolución Científica hace unos cinco siglos, ahora nos encontramos a las puertas de la Revolución del Amor o de la Conciencia. Esta nueva revolución, basada en la unidad y la transformación colectiva, tiene el potencial de superar nuestras miserias."

¿Podrías explicar en qué consiste la Revolución del Amor y cómo se manifiesta en el contexto actual?

La Revolución del Amor es un llamado a reconocer y valorar nuestra conexión con todo lo existente. En una era marcada por el individualismo, las divisiones y las crisis, propongo que el amor y la compasión se conviertan en las fuerzas que nos guíen hacia un futuro más sostenible y equitativo. Esta revolución, aunque silenciosa, es profundamente transformadora, impulsando cambios desde lo individual hasta lo colectivo, donde cada acto de amor contribuye a una transformación significativa. Podría decirse que el amor y la conciencia son, más que hermanos mellizos, verdaderos gemelos.

Recientemente has colaborado en el último libro de Economía Humana. ¿Cómo ha sido tu experiencia al formar parte de este proyecto y qué impacto crees que tendrán estos diálogos interdisciplinarios en el futuro de la ciencia?

Participar en el libro de Economía Humana ha sido una experiencia enriquecedora y reveladora. Los diálogos entre la neurociencia y otras disciplinas que se exploran en el libro, junto a las 23 experiencias relatadas por diferentes autores, han aportado una nueva luz a mi entendimiento del campo. Ha sido un placer leer estos relatos y ver cómo Ferran, a lo largo de la obra, comunica y cohesiona ideas tan diversas y transformadoras. Es una buena noticia que una ciencia transformadora ya se esté abriendo camino, y creo firmemente que estos enfoques interdisciplinarios no solo enriquecerán nuestra comprensión del mundo, sino que también acelerarán el desarrollo de soluciones innovadoras a los desafíos contemporáneos.

Finalmente, ¿cuál es tu  visión para el futuro de la geografía y su impacto en nuestra comprensión del mundo?

La geografía, como disciplina científica, tiene el potencial de ser un puente entre diversas áreas del conocimiento y la experiencia humana. Mi visión es que se convierta en una herramienta esencial para resolver problemas contemporáneos, desde el cambio climático hasta las desigualdades sociales y los conflictos ambientales, integrando la ciencia con la sabiduría ancestral y las tecnologías emergentes para crear un futuro más consciente y conectado.